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La lencería de segunda mano

Comprar y vender lencería de segunda mano: ¿sí o no?

¿Comprarías lencería de segunda mano? ¿La venderías en un escenario totalmente desligado de cualquier fetiche?

Nos lo hemos preguntado hasta la saciedad. Y a pesar de que es verdad que hemos comprado absolutamente todo tipo de artículos preloved, desde accesorios hasta pantalones, aún hay cierto estigma con la ropa interior.

No están en la misma situación las marcas, que intentan romper con esta barrera del movimiento reacio, interesándose cada vez más por sumarse al mercado de la segunda mano. ¿Lo conseguirán? Hagan sus apuestas.

Lencería de los años 40. Foto de Behance

La inflación de 2022 ha supuesto un boom en materia de la segunda mano. Pero no ha sido hasta entonces, cuando esta práctica ha cambiado de forma en tanto en cuanto la percibimos. Justo lo que ocurre hoy con la lencería de segunda mano, ante la que nos mostramos un poco reacios, ocurría antes con el hecho de comprar ropa usada. Más allá de verse cool, se consideraba como un recurso de todo aquel que no podía permitirse comprar ropa nueva.

Hoy, el aumento de la conciencia ecológica y la preocupación por el cambio climático ha acabado con todo ese discurso para convertirse en una forma responsable de consumir moda.

La lencería de segunda mano se pone las pilas en el mercado

Vestiaire Collective, que cuenta con un catálogo de 5 millones de artículos de moda, ha experimentado un aumento en el número de artículos vendidos en la categoría de lencería: un 16 por ciento más que en los últimos seis meses».

Datos vía Fashion United

Pero antes de nada, nos gustaría decirte que esto no es nada nuevo. Aunque en un porcentaje muy tímido, en muchas plataformas de expertos en venta de prendas de segunda mano, hay lencería desde hace tiempo.

Aunque, a juzgar por los datos que hemos leído en este artículo de Fashion United al que hemos hecho referencia en el recuadro anterior, está claro que estamos ante un repunte del mercado.

Renaut Cambuzat es el director creativo de Chantelle, una reconocida marca de lencería. Para un medio nacional, ha asegurado que ahora mismo están en pleno estudio de este nuevo escenario: «El tema de la segunda mano es un tema nada fácil de descifrar para la lencería y demás productos íntimos. Tenemos que encontrar el modelo adecuado para ofrecer algo que realmente tenga sentido».

El volumen de ventas brutas del segmento también ha aumentado un 36 por ciento en los últimos seis meses, crecimiento que está en consonancia con el incremento del mercado global de la moda de segunda mano».

Datos vía Fashion United

¿Te has hecho con alguna prenda de lencería de segunda mano pero no estás del todo convencida de su estado higiénico? Si pinchas en este enlace, encontrarás nuestros consejos para desinfectar la ropa sin dañarla. 😉

Peeero, queremos recalcar que cuando hablamos de ropa interior y lencería de segunda mano, no solo hablamos de braguitas y calzoncillos. También hablamos de camisones, medias y sujetadores, prendas que pueden animarnos un poco más a la compra. Además, para este tipo de venta las marcas deben hacer un ejercicio de cierta educación para el comprador. Igual que hicimos con nuestro artículo de cómo desinfectar la ropa antes de usarla, las marcas tendrían que aprender a hacer este acompañamiento que aporte cierta tranquilidad a los compradores.

Imagen de la tienda de Etam en Lyon

Etam se ha lanzado al mercado de la segunda mano con una apuesta atrevida. Y de hecho, en el rincón destinado a este fin, la decoración está basada en lavadoras. ¿Casualidad? No lo creo.

En una de sus tiendas de Lyon, desde el viernes 3 de junio se venden sujetadores de segunda mano al precio único de diez euros. ¿Y cómo lo hacen? Etam anima a sus clientas a devolver los sujetadores que residen en los fondos de los armarios a cambio de un vale. Esto ha permitido una cosecha de 50.000 piezas, entre las que se ha hecho una selección para devolver a la venta.

El límite de la lencería de segunda mano: las braguitas

Efectivamente, este es un punto que nos ha rondado la cabeza desde el primer momento en el que planteábamos la idea de la existencia de la lencería de segunda mano. Las braguitas, aparecen como un límite a la hora de avanzar. Por parte de Etam, el posicionamiento está claro: no quieren contar con este producto en su versión preloved, ya que es «demasiado íntimo y personal».

No obstante, para no generar residuo textil excesivo, han puesto sus energías en encontrar otras soluciones como el reciclaje una vez finalizada su utilidad.

Con todo esto sobre la mesa, concluimos que la lencería de segunda mano es un sí, aunque con sus límites. Pero y tú, ¿te atreverías a comprar una prenda preloved de ropa interior? Lo hagas o no, también puedes echar un vistazo a nuestra colección, que seguro que pillas algo. 😉👇👇

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